Daños ambientales y por exposición solar o al calor excesivo
La exposición constante a elementos como el mar (sal), piscina (cloro y ozono) y contaminación afectan directamente las cutículas desde la raíz, causando que se rompan. Este proceso ocasiona frizz, cabello reseco y apariencia dañada.
El sol, tan querido y esencial para las mujeres, es otro villano peligroso. La luz ultravioleta de la exposición solar directa afecta la cutícula de forma similar a la decoloración, quitándole la capa protectora y de retención de humedad. Con ello, las proteínas del cabello, especialmente la queratina, se desintegran. Cuando veas mechas más claras después de un baño de sol, es una señal de que este proceso ocurrió. Estos mechones estarán resecos y con aspecto esponjoso.
Para evitar estos daños y mantener tu cabello y cuero cabelludo protegidos y saludables, procura utilizar siempre un sombrero o gorra cuando expongas tu cabello al sol por un largo período de tiempo.(Encuentra más sobre cuidados del cabello aquí)
En caso de plancha, secador y rizador, el calor excesivo en contacto con la cutícula también rompe inmediatamente la capa de protección y retención de hidratación del cabello, dejando expuestos el córtex y las capas más internas de los cabellos. Cuando eso ocurre, el cabello pierde la capacidad de retener también sus proteínas naturales y vitaminas, al no estar ya sellado. Esta deficiencia en la capa protectora y la acción del calor en el núcleo de las células hace que las hebras hiervan, se resequen, se quiebren fácilmente y formen puntas abiertas.
Para protegerte contra los efectos del calor excesivo a la hora de secar o peinar el cabello, recuerda utilizar siempre un tratamiento termoprotector, que formará un escudo sobre los cabellos evitando la ruptura de la capa protectora y la pérdida de queratina, manteniendo y reponiendo la hidratación.